Adiós, 2006
La ejecución en la horca del dictador me ha parecido un episodio espeluznante. Está claro que era un hijoputa, pero la soga me parece una solución medievalesca y que genera puro espectáculo.
Por lo que se refiere al atentado de ETA... pues qué voy a decir. A veces las palabras sobran. Sólo hace falta escuchar los comunicados oficiales del gobierno. Durante todo este tiempo habíamos ido construyendo un castillo de naipes que se ha desmoronado en un tris. A empezar desde cero otra vez. O no.
En fin, feliz año 2007 a todos. Y que conste que no es irónico. La felicidad la llevamos cada uno dentro nuestro, sólo hay que dejarla aflorar.
(Permitidme este momento tierno después de tanta crudeza)