lunes, junio 26, 2006

¿Cegada de amor?

¿Existe el amor? O simplemente lo que experimentamos es una pasajera sensación de bienestar?
Desde pequeña me ha gustado creer en los cuentos de hadas y princesas, y aunque suelo ser bastante práctica en estos asuntos, siempre he retenido un poso de esta, llamémosla, ideología torturadora. ¿Existe la persona ideal? A esto creo que ya puedo contestar. NO. Pero eso no significa que no podamos encontrar a alguien que nos haga felices igualmente. No significa conformarse. Sólo quire decir no buscar duendes debajo de las piedras y dejar que la realidad, en todo su esplendor, nos llene la cabeza y el corazón sin dejar lugar a fantasías.

Tengo miedo de convertirme en una pesimista/optimista, y para más inri, cínica. Creo sinceramente que la edad no nos hace más sabios ni más maduros, sino más viejos. Lo único que hace la experiencia es darte el toque de aviso cuando algo nos suena, para bien o para mal. Pero como los humanos podemos tropezar mil veces con la misma piedra y después diez mil más, no nos sirve de nada.

No hay conclusiones en este tema. Asunto más abierto que éste todavía no existe en la faz de la tierra. En otros mundos, quien sabe.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo no sé si existe el amor. Para mi, es una cuestión más sencilla. De fe, proposiciones y deducción.

Creo en princesas.

Las princesas se enamoran.

Creo en el amor.

Cereza dijo...

Pero, ¿las princesas existen? Las Letis no valen.

Anónimo dijo...

Las princesas, al igual que los principes azules, no existen.

Nadie es perfecto para nadie.

Cereza dijo...

En cambio, los sapos sí que existen. Que yo los he visto, jeje.

Anónimo dijo...

Sin duda, la perfección no es un atributo de las princesas.

De mí hablo: cuando tengo cerca a una princesa, se me abren los ojos y los pulmones, tengo ganas de comerme el mundo, soy más fuerte que nadie y a la vez, desprendo cabales de ternura. Sonrío con extrema facilidad,ayudo a quien me lo pida; y a quién no, también. La esperanza me inunda, y la desesperación huye, derrotada.

En pocas palabras: una princesa mejora lo aquí presente.

Leticia? Leticia Sabater? por supuesto, una princesa de pies a cabeza...

Cereza dijo...

O sea, de tus palabras deduzco que el cuento de hadas nos lo montamos nosotros en nuestra cabeza... pero, ¿y cuándo la princesa se transforma en bruja? ¿O es eternamente princesa?