miércoles, noviembre 22, 2006

La dieta de los periodistas

Hay que ver lo identificada que me he sentido al leer esto...

"Las desastrosas y casi irreparables consecuencias que las dietas alimentarias provocan en los periodistas están poniendo en serio peligro la continuidad de la especie, que siempre se había caracterizado por comer mal pero tarde. El periodista acostumbra a llegar al restaurante cuando la cocina está a punto de cerrar y cuando la persona con la que tenía que comer o cenar está en el postre. El periodista no mastica, engulle y maneja los cubiertos como si fueran el volante de un Fórmula 1. En el raro supuesto de que un periodista sea puntual a la cita en el restaurante, conviene guardarse los cubiertos propios en algún bolsillo de la chaqueta o del pantalón. El periodista suele tener los ojos en los diez dedos de su mano y toca el tenedor ajeno como si fuera el propio.

También es frecuente, en estos raros casos de puntualidad, que el periodista se entretenga haciendo bolitas de migas del pan (tengo una compañera que podría suscribir esto al 100%).
El periodista es, pues, la metáfora de la prisa y la ansiedad. y es, también, la radiografía de la úlcera de estómago".

Ale, me voy a cenar. Mal y rápido, por supuesto. Y si le puedo robar los tenedores a alguien, mejor que mejor jeje

2 comentarios:

Lara dijo...

Pues la salud entra por la boca. Cuesta acostumbrarse a los buenos hábitos, pero merece la pena ;)
Besos.

Cereza dijo...

Totalmente de acuerdo. Por eso los periodistas a veces sueltan tantas burradas seguidas, porque hablan igual que comen jejeje