La Profecía (2006)
Una copia mal hecha de la original, para decirlo rápido y pronto. En primer lugar, al niño le pega más el papel de Daniel el Travieso que el de hijo del Diablo. Tiene unos mofletes super achuchables y para poner cara de malo hace pucheritos. Para mala, Julia Stiles, la que hace de madre, por su pésima actuación y porque es una pedorra insoportable, con esa cara de perrito pequinés o coreano, que sé yo.
La presencia de Mia Farrow está, a mi entender, totalmente desaprovechada y por dios, qué morros le han puesto a esta mujer. Eso sí que da miedo.
Por lo que hace a la trama de la película, no se puede decir que esté mal resuelta, ya que, gracias a dios, el argumento ya estaba escrito. Sin embargo, la intriga brilla por su ausencia. Es cierto que hay un par de momentos en la peli en los que saltas de la silla -no más-, pero el resto se hace tedioso y demasiado predecible. Es inevitable soltar comentarios del estilo "Va, que la maten ya!" y eso nunca es buena señal.
Sé que corro el riesgo de hacerme pesada, porque el comentario que voy a hacer a continuacion ya forma parte habitual de mi conversación. Pero es que estoy harta de la demonización -y nunca mejor dicho- de los Rottweilers. Siempre que se escoge a un perro para hacer de malo, ahí está mi pequeñín. Pues si quieren a una fiera de verdad, que llamen a la perra del cuarto -el bicho, no la vecina-, que ya ha mordido dos veces los tobillos a mi hermano y a mi me tiene negra de tanto ladrar. Y mi perro como mucho sólo se le mea encima. Todo un caballero.
No negaré que es un perro de dimensiones y que asusta, pero controlado, como la mayoría de animales, no es peligroso. Con estas películas lo único que se consigue es que las viejas me miren mal cuando lo saco a pasear e incluso me increpen porque el pobre bicho pisa la calle. Y curiosamente, es entonces cuando me entran más ganas de azuzar a mi perro.
Bueno, he acabado hablando más de perros que de la película, pero es un tema que me tiene muy sensibilizada. Menos tonterías y mejores producciones.
(Y por cierto, si ellos se empeñan en enseñar la peor cara de los Rottys con el cartel de la película, yo estoy en todo mi derecho de poner esta simpática fotillo. No es manipular).
Sé que corro el riesgo de hacerme pesada, porque el comentario que voy a hacer a continuacion ya forma parte habitual de mi conversación. Pero es que estoy harta de la demonización -y nunca mejor dicho- de los Rottweilers. Siempre que se escoge a un perro para hacer de malo, ahí está mi pequeñín. Pues si quieren a una fiera de verdad, que llamen a la perra del cuarto -el bicho, no la vecina-, que ya ha mordido dos veces los tobillos a mi hermano y a mi me tiene negra de tanto ladrar. Y mi perro como mucho sólo se le mea encima. Todo un caballero.
No negaré que es un perro de dimensiones y que asusta, pero controlado, como la mayoría de animales, no es peligroso. Con estas películas lo único que se consigue es que las viejas me miren mal cuando lo saco a pasear e incluso me increpen porque el pobre bicho pisa la calle. Y curiosamente, es entonces cuando me entran más ganas de azuzar a mi perro.
Bueno, he acabado hablando más de perros que de la película, pero es un tema que me tiene muy sensibilizada. Menos tonterías y mejores producciones.
(Y por cierto, si ellos se empeñan en enseñar la peor cara de los Rottys con el cartel de la película, yo estoy en todo mi derecho de poner esta simpática fotillo. No es manipular).
2 comentarios:
A mi tampoco me gustó la peli...
yo, que me esperaba pasar mucho miedo, me meti tres sustos contados.
Y lo del tema del perrito...algun bicho tendrian que poner...y como el Rotty tiene una gran presencia pues no meteran a un salchicha...por ejemplo.
Pero eso si, tb doy fe que no tiene nada que ver su presencia con lo cariñosos k puedan ser. Solo conozco uno, y es el perrito mas grandullon y mas cariñoso k he visto. Todavia recuerdo el dia que le di el yogur....yo cagá y el otro tan feliz...Muy mono, la verdad.
Claro, él en el fondo lo único que quiere es que le hagan cariñitos... Pero es que nos han educado en la cultura del miedo inverso; en realidad hay otros animales que caminan sobre dos patas a los que deberíamos temer infinitamente más...
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