domingo, septiembre 09, 2007

...Zzzz...

Me acuerdo que de pequeña no me gustaba dormir. Sí, sí, tal cual. Para mí meterme en al cama era un fastidio, una vil manera de acabar con el juego y la diversión. Dormía simplemente para que mi cuerpo recuperara fuerzas, pero por la mañana en cuanto abría un ojo ya me ponía en activo. Un puro torbellino. Cuando iba de excursión con más gente me fastidiaba soberanamente el momento "mañanil", porque tenía que esperar a que todo el mundo se desperezara y se quitara, muy leeeentaaaamente -al menos para mí- cada una de sus legañas. No me pasé tiempo ni nada observando a la gente mientras dormía, las respiraciones más rápidas, más hondas, los leves ronquidos y los no tan leves.

Es curioso como cambiamos con la edad. Ahora me he metamorfoseado en una marmota. Me encanta perrear sin límite los domingos por la mañana, enroscarme entre las sábanas y dejando que el sueño me venza por enésima vez. Me encanta esa sensación de amodorramiento y de placentero bienestar que te entra cada vez que notas que Morfeo llama a tu puerta. Antes no éramos amigos; ahora nos hemos hecho inseparables... zzzzz....

2 comentarios:

Seth dijo...

y lo peor de quedarte retozando los domingos hasta tarde, es cuando sabes perfectamente que tu lista de tareas pendientes esta llena... aaayysss domingos, domingos!!!! :o))

Lara dijo...

Pues yo en eso no he cambiado. Sigo sin ser demasiado amiga de Morfeo ;)
Besos.