lunes, abril 24, 2006

Para Qué

Hay quien dice que soy destructiva. Puede ser. Pero es que hay muchas veces en las que no hay otro remedio. Cuando te ves rodeada de una masa amorfa de gente, que sólo mira por su puto interés y en realidad pasa de tu cara, cuando habiendo dado la mano te cogen el brazo para luego retorcértelo sin ni siquiera atreverse a mirarte la cara...
Cuando te mueves por diferentes escenarios pero en todos ellos encuentras lo mismo; una diversión u ocupación temporal, nada realmente profundo como para poder ubicarte en la vida... Cuando todo el mundo cree que puede tirar de ti como una goma sin temor a que un día se rompa, porque hace tiempo que padece demasiados estirones, y nadie se ha preocupado de sustituirla... Cuando sólo te recuerdan lo que has dejado de hacer, y no lo que has hecho; cuando tienes un tropezón y todo el mundo espera impaciente a que te levantes porque es lo mismo que siempre has hecho sin ningún tipo de ayuda...

Cuando la vida es una PUTA MIERDA, cuando me siento así, sólo tengo ganas de desaparecer, perderme en una puñetera isla desierta o lo que sea. ¿Y sabéis qué sería lo bueno? Que la gente, en estos casos, no te echa de menos, echa de menos todo lo que produces como ser humano, todo lo que les beneficia a ellos. Puede que quizá no sea así, en el caso de la gente más cercana, pero como alguien me dijo el otro día, tengo tendencia destralera, es decir, a sacar el hacha.

Y suerte que soy optimista.

A la mierda.

...............................

Y encima acabas haciendo daño a la única persona que realmente se preocupa por ti. Ya se sabe, quien más cerca está, más recibe. Pero también tiene que comprender que todo el mundo necesita su espacio para chillar, para soltar lágrimas de coral o de cocodrilo, para desgarrarse las vestiduras o simplemente para quedarse en estado catatónico mirando una mancha en la pared. Y todo sin tener que dar explicaciones y mayores preocupaciones a los demás. Las convenciones ahogan, la responsabilidad en exceso y el perfeccionismo también.

Hoy estoy muy harta de todo, no creo en nada y me da igual lo que los demás piensen de mi.

Mañana será otro día. O eso espero.

5 comentarios:

Cereza dijo...

Sí, es ese punto de ánimo, que un día u otro nos falla, y si encima el entorno no ayuda... pues plof! jeje

Thank you, darling

Anónimo dijo...

Teresita!!
Quizas existan muchas personas con estas características, creo yo que todos nos hemos topado alguna vez con ellos...pero también te puedo decir que cuentas con amigos de los verdad. No dudes en llamarnos cada vez que quieras "descargar tu ira". Tem aquí.

Petonetes

Cereza dijo...

Por suerte, no todo es blanco o negro. Gracias a los matices que aporta gente como tú, todo se ve de un poco de otro color :)

Anónimo dijo...

A veces tambien se tiene que aprender a pedir ayuda, una de las tareas mas dificiles que hay en este mundo...
Recuerdo ese coche como una de las mejores noches que hemos pasado juntas, me senti realmente cerca de ti, pero como haces siempre, desapareciste en un torbellino de compromisos, amigos, gente a la que "debes" complacer cuando en realidad solo quieres enviarlos a la mierda...
Tere, deja ya el trabajo, te esta matando, y dile a la gente loq ue piensas, que aunque parezca que lo haces, tu y yo sabemos que no es así

Cereza dijo...

Así soy, para unas cosas muy abierta (no malos pensamientos, por favor), y para otros, más bien introvertida. Pero es que cuesta pedir ayuda, porque impones una carga, y muchos no están dispuestos a acarrear con ella. Y cuando relamente necesitas esa mano, no aparece por ningún lado. Y sé de lo que hablo.

También he aprendido a enviar mucha gente a la mierda, de hecho, es casi lo que mejor se me da, jeje.

El trabajo no es el problema pero a veces influye, intento que mi vida personal no interfiera en la profesional y viceversa, pero no siempre se consigue.

A veces los malos momentos sirven para darse cuenta de quien tienes al lado. Y sé que tú estás ahí, mi niña.