Jon Bon Jovi

A pesar de que está ya entradillo en años, lleve unas camisas semi-desabrochadas que me dan escalofríos y posiblemente se haga implantes capilares, Jon Bon Jovi sigue siendo un mito musical y por qué no, sexual, para mí. Todo comenzó en mi más tierna pre-adolescencia, cuando -creedme o no- primero me encandilé de su música, un hard rock descafeinado, tristemente popularizado con los años. Después lo vi, y me enganché de su vitalidad y , por supuesto, de sus good looks. Soy muy rara en cuanto a gustos de artistas, no me suelen gustar los convencionales; prefiero antes a Gerard Dépardieu que a Tom Cruise. Pero este hombre de pelos rubios y espalda ancha me electrizaba los pelos.

Hoy ha pasado a ser uno de esos símbolos talluditos que todavía forran las carpetas de las pre-universitarias, que se mueren por sus huesitos ya descalcificados. Sin embargo, y a pesar de todo, lo veo y me entra un gran cariño por este hombre, que me ha acompañado durante esa etapa tan "curiosa" -algunos dicen difícil, difícil es la que tengo ahora- que es la adolescencia, y de vez en cuando me sigo emocionando con sus canciones. Con las de antaño, por supuesto, me refiero a Bed of Roses, In These Arms o Dry Connty. Aunque los cantantes pasen de moda, hay canciones que siempre permanecerán en el álbum de los recuerdos.