Sex and the City
Uno de los mejores momentos de Sexo en Nueva York (Sex & the City) es cuando Carrie, la prota, se pasea con cara de pánfila empanada por las calles de París (¿y por qué París, os preguntaréis los que no sigáis la serie, cuando se supone que la acción transcurre en Nueva York? otro día lo explico).
Estábamos con que la rubia de las raíces negras y patas de pollo se pasea con unos taconazos imposibles de un blanco nuclear por las calles adoquinadas de la capital francesa. Todo rezuma un "idilismo" demasiado empalagoso para ser real,; familia feliz con una perfecta niña pequeña, a la que Carrie regala una sonrisa y ella les responde... ¡con un calvote! ¡Sí señor! Y lo acaba de rematar sacándole la lengua.
Acto seguido los estupendos Manolo's de la pija se incrustan en una hez blandita y fresquita de un encantador can francés, en la cual se rebozan con auténtica satisfacción (al menos para el espectador jeje)
Me encanta esta "rotura" de momentos, ya que dotan a la serie de un cariz más realista con el que uno se puede llegar a identificar, aunque la mayoría de nosotr@s deberíamos hipotecarnos hasta las cejas para pagar unos zapatos como los que gasta la petarda esta.
Pero para que no parezca que estoy desprovista de emociones, apuntaré que también en este capítulo (el último de la temporada) confluyen dos de las mejores canciones y momentos de las series ficcionadas... habré visto este capítulo unas tres veces ya (ventajas del Digital Pus, alguna tenía que tener). Es el encuentro del amor, del amor imperfecto, del amor real, pero del AMOR con mayúsculas, en un inevitable París. Me reconozco enganchada a este momento.
Acto seguido los estupendos Manolo's de la pija se incrustan en una hez blandita y fresquita de un encantador can francés, en la cual se rebozan con auténtica satisfacción (al menos para el espectador jeje)
Me encanta esta "rotura" de momentos, ya que dotan a la serie de un cariz más realista con el que uno se puede llegar a identificar, aunque la mayoría de nosotr@s deberíamos hipotecarnos hasta las cejas para pagar unos zapatos como los que gasta la petarda esta.
Pero para que no parezca que estoy desprovista de emociones, apuntaré que también en este capítulo (el último de la temporada) confluyen dos de las mejores canciones y momentos de las series ficcionadas... habré visto este capítulo unas tres veces ya (ventajas del Digital Pus, alguna tenía que tener). Es el encuentro del amor, del amor imperfecto, del amor real, pero del AMOR con mayúsculas, en un inevitable París. Me reconozco enganchada a este momento.
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