Aimez-vous les corridas?

Quien haya estado en el sur de Francia sabrá de lo que hablo. Viñedos por doquier, tablaos flamencos y encierros; uno de los máximos exponentes de la cultura de la Provenza francesa... un detalle de estas tierras que no se conoce demasiado.

Cuando pensamos en Francia, la mente se inunda de imágenes de las elegantes boutiques parisinas, la elegancia y simetría de sus campos, la delicada arquitectura de sus pueblecitos, pintados cual postales... y para nada pensamos en toros, boinas, ikurriñas y rojos pañuelos de los SanFermines. Todo salpicado de finito y buenas dosis de sangría, que enrojecen las robustas faces de nuestros vecinos los galos.

Arles, situada en la provincia de la Camarga, es una de las cittés de la Provenza francesa que más arraigada tiene esta cultura española tan castiza, más propia de la Andalucía profunda. El que te encuentres con un encierro a la salida del hotel no quita que la ciudad rezume encanto por cada piedra que la compone. Obviamente, que en la época que visitamos Arles se celebraran las fiestas del lugar tiene mucho que ver. Supongo que normalmente no tendrán a los torillos corriendo por las calles y al Juli toreando en la Plaza.
Si algo tiene esta zona y la de Las Alpillas, son las ciudades medievales (véase Carcassone), con unos castillos sorprendentemente bien conservados.

¿Lo único malo? El turismo. Una acaba hastiada de ver tanto guiri junto, pero considerando que una forma parte de la masa, mejor resignarse y buscar esos mágicos rincones ocultos a los que el inserso es incapaz de llegar.

Lo mejor/más típico de la zona: el queso, los jabones, las especias, el queso, las crêpes, el queso :)

(Y por cierto, que quede patente que no soy nada amiga de las corridas. ¡De toros, hombre, de toros! Aiish, qué mentes tan sucias...)
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Pregunta del millón: En las churrerías vendían unos productos llamados "Chichis". ¿Alguien se aventura a decir qué es?