lunes, mayo 22, 2006

Un Nuevo Día

A veces cometemos el error de esperar demasiado de la vida; mantenemos los brazos abiertos y sólo una ligera brisa se digna a pasar entre ellos. Echo de menos esas situaciones en las que te brillan los ojos al sorprender y ser sorprendida y te levantas con una ilusión nueva que tiñe de un tono diferente, más cálido, el nuevo día. Muchas veces no es sino un simple gesto o palabra. Pero cuando el día se acaba y tu cuadro está plagado de tonalidades grises, notas un intenso vacío en tu interior que te indica que debe haber mucho más que esto.

Siempre me he enorgullecido de ser independiente. Sin embargo, la felicidad a veces cobra sentido cuando puedes compartir algo -material o no- con alguien, otorgándole otra dimensión. Quizá nos hayamos acostumbrado a actuar demasiado maquinalmente, sin poner el corazón en lo que hacemos, y yo no puedo evitar el darme cuenta. Y me apena. Porque tengo una amplia gama de colores en mi paleta que no pueden salir a la luz, ya que a veces me matan la ilusión a garrotazos. No es que sea ilusa o ingénua, suelo ser bastante pragmática.

No obstante, también creo que hemos venido aquí para algo más que para pasar deprisa y corriendo, intentado buscar un trabajo, pagar una hipoteca y crear una prole. Quiero vivir la vida, sentir su fulgor cada día y sentirme viva. No es poco, lo sé. También he sido siempre un poco exigente. Consecuencias de aborrecer la comodidad y la automplacencia.

1 comentario:

Cereza dijo...

Renuncio a la vida fácil, pre-planificada, con horarios fijos las 24 horas del día y sin ilusiones. Me lanzo a la vida desde lo más alto, y todavía no estoy segura de llevar paracaídas.