Reales Pendejadas
Es inevitable. Cuando dicen que va a haber un miembro más en la Casa Real, intentamos traducirlo en términos económicos. ¿Cuánto nos va a costar el nuevo pendejito?
El diario ABC, de tendencia PARA NADA monárquica y absolutamente liberal, nos tranquiliza afirmando que este gasto es tan nimio que tener monarquía nos sale hasta barato. Parece ser que en los presupuestos de 2006 se ha fijado para la Jefatura del Estado la cantidad de 9.050.000, que dividida entre los 44 millones de españoles toca a 0.21 euros cada uno.
Por esa regla de tres, si se dividiera mi manutención entre todos los españoles, o, pongámoslo más difícil, entre los catalanes, saldría por... vaya, más barata que el papel de un chicle.
Y digo yo, ¿no se podría aprovechar todo ese dinero "sobrante" invirtiéndolo en cosas más útiles, como por ejemplo equipamientos, I+D, aeropuertos o eliminar los peajes de las autopistas?
Pues no, parece que la solución más fácil consiste en darles las gracias por salir tan baratos y seguir llenando minutos de televisión con todas sus nuevas. Un hijo siempre -o casi- es una bendición, pero en estos casos más bien es una tortura. Sobre todo si trabajas de periodista y te toca tragarte todas estas reales pendejadas.
El diario ABC, de tendencia PARA NADA monárquica y absolutamente liberal, nos tranquiliza afirmando que este gasto es tan nimio que tener monarquía nos sale hasta barato. Parece ser que en los presupuestos de 2006 se ha fijado para la Jefatura del Estado la cantidad de 9.050.000, que dividida entre los 44 millones de españoles toca a 0.21 euros cada uno.
Por esa regla de tres, si se dividiera mi manutención entre todos los españoles, o, pongámoslo más difícil, entre los catalanes, saldría por... vaya, más barata que el papel de un chicle.
Y digo yo, ¿no se podría aprovechar todo ese dinero "sobrante" invirtiéndolo en cosas más útiles, como por ejemplo equipamientos, I+D, aeropuertos o eliminar los peajes de las autopistas?
Pues no, parece que la solución más fácil consiste en darles las gracias por salir tan baratos y seguir llenando minutos de televisión con todas sus nuevas. Un hijo siempre -o casi- es una bendición, pero en estos casos más bien es una tortura. Sobre todo si trabajas de periodista y te toca tragarte todas estas reales pendejadas.
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