martes, mayo 08, 2007

Smile!

Nunca me había sentido tan impotente. Me han inspeccionado como a un caballo, me han torturado hasta límites insospechados... sí, he ido al dentista. Hace... hace... pues no sé cuánto tiempo hará desde la última vez que fui a la sala de torturas, pero no miento si digo que AÑOS. La verdad es que sólo me acordaba del aspecto de las salas "odontológicas" por las películas. He tenido tiempo de inspeccionarla a conciencia, eso sí. Mientras la mujer ha ido a hacer nosequé por ahí fuera, me ha dejado con un vasito de esos de flúor que te daban en el cole y un póster estratégicamente colocado delante de la silla en la que me han dejado espachurrada. Muy oportuno. He tenido la oportunidad de ver imágenes tan agradables como éstas...


... con lo cual a una se le quitan las ganas de todo, la verdad.

Después de diez ó quince minutos de intensa actividad, la verduga me ha despachado "porque no había mucho que hacer, estás perfecta". Oleee ole y ole. Me ha quedado una sensación rarilla en la boca, eso sí; me siento como si me hubieran pegado un puñetazo en la boca...

Para celebrar la salida del antro me he comprado una palmera de chocolate. Lástima que me ha sabido más a enjuage bucal que a chocolate jeje

4 comentarios:

Lara dijo...

"Me han torturado hasta límites insospechados"... joer! Eso es porque no tienes un dentista tan guapo como yo y con unas manos de oro, jajaja...
Besos.

Cereza dijo...

Ojalá, a mí me ha tocado una muchachita muy sonriente ella pero más que manos de oro las tenía de Eduardo Manostijeras... Nada, a mí no me vuelven a ver el pelo en una buena temporadilla.

Muakis y a disfrutar del sr. Dientes de Oro!! jeje ;)

Seth dijo...

Pues yo fui ayer por la tarde, y bueno, la verdad es que tengo que volver el próximo lunes, pero ya lo sabía. Tenía pendientes un par de "chapucillas" desde hace tiempo, pero a mi no me importa ir al dentista. Eso sí, a mi quien no me ve el pelo es un oculista!! ni de coña!! ese si que me da miedo!!

Cereza dijo...

Bueno, ahí has dado en otro de mis traumas: EL OCULISTA. Se merece un capítulo a parte, pero por hoy lo dejaremos estar que si no luego no duermo